René Avilés Fabila  René Avilés Fabila

Nuevo libro de Avilés Fabila*

Alfredo Cardona Peña

Este libro enriquece la ya numerosa bibliografía del escritor y cuentista, ampliamente estudiada por diversas plumas.

El libro de René es una serie de cápsulas de ingenio aderezadas con chilito verde bien picado, con el final de la segunda parte dedicado al eterno femenino, al Eros poligámico, financiero y terrestre aunque sin abandonar el cielo, residencia de Dios allí ejercitándose en jugar a los dados de nuestro destino.

Este es un libro en cuyos territorios mis cabritos brincan.

Lo único que no me gusta es el título: Borges y yo. Inmediatamente me recuerda los de “Platón y yo”, “Einstein y yo”, “La Divina Comedia y yo”, etcétera. Pero mi juicio, por demasiado personal, es arbitrario. Sospecho que el título fue utilizado con cierto guiño de ojo, en cuyo caso mi observación se desmorona.

Esconder en semillas breves energías extensas es arte difícil de guardar el talento y comulgar con la hostia santa del estilo cuando éste gusta de abofetear lo convencional.

Muchos más hay de Borges en el primero de los libros citados, que en este de los juegos de azar para beneficio del prójimo.

Se lee de cabo a rabo en poco tiempo y sin bostezos cuando el insomnio necesita no seguir durmiendo para abastecerse de prosas mágicas. Se termina y deseamos que continúe, lo que otros libros acaso más importantes no ofrecen. Estamos hablando de un valor ocasional que jamás es ingrávido, de una ficción en traje de Eva saliendo del baño, de una peliculesca serie de aventuras amorosas sin olvidar el cuento de misterio con un beso dado por el tocador de señoras que las sabe acariciar armado con el patín del diablo del humor.

También termina de un momento a otro el libro, y uno queda con ganas de seguir leyendo. Esta característica del final rápido pidiendo continuidad ya hemos dicho que constituye el mejor homenaje al autor. Pues muchos volúmenes de consistencia y solemnidad académico se cierran sin haberse terminado. Aburren y no solazan. Enseñan pero son incapaces de producir simpatía.

Leamos con atención el siguiente minicapítulo titulado Leer y escribir:

“Antes de iniciar la redacción de un libro es menester la lectura de muchos otros con el objetivo de no encontrarse escribiendo una pésima versión de la Biblia, peor todavía, de Don Quijote.”

Gracias, amigo y compañero René Avilés Fabila.

* Publicado en Excélsior. Suplemento cultural El búho.