René Avilés Fabila  René Avilés Fabila

Borges y yo, enigma y clave*

Sergio Nudelstejer

Antes de empezar a leer esta obra, o para ser más exactos, antes de no haber leído más que su título, acudió a mi memoria una reflexión del propio Borges: "Soy el primer asombrado de mi renombre, documentado por un cúmulo de monografías y polémicas". Y es que en este libro lo que persiste es la ya conocida hondura literaria y la ironía, algunas veces fina otras sacudidora, que distingue tanto el periodismo como la narrativa de René Avilés.

Confieso que el deleite que me proporcionó su lectura proviene en su mayor parte de ese efecto de claridad y equilibrio con que sabe iluminar con haces insólitos sus breves relatos, para presentárnoslos de pronto con aspectos tan insospechados que se nos aparecen como recién creados. Incluso cuando lo considero irónico, a veces insolente, provocadoramente arbitrario (como cuando emite juicios en los que el efecto tuerce su infalible sentido crítico), esa luminosidad no lo abandona. Y no digo nada cuando alcanza la precisión de una metáfora, o alguna de sus frases sorpresivas de increíble diafanidad expresiva.

Los textos de Borges y yo aparecieron, como lo señala el propio autor, en su columna Dramatis Personae, en El Búho. Cuentos que fue alternando con relatos autobiográficos, en una fusión de géneros que resulta atractiva, ines¬perada y también fantástica para el lector.

La obra de Avilés Fabila se ha distinguido por los temas del amor, el sentir humano, por el sexo, la ironía y la política. Así resulta, este, un pequeño libro sobre un gran tema, el del hombre mismo con sus vivencias y experiencias. Su autor es más novelista que filósofo y esa es la razón por la que el desarrollo de su pensamiento se ve enriquecido con observaciones y experiencias íntimas, que por momentos parecen confesiones. El manejo de los conceptos es ágil y da la impre¬sión de obedecer a un impulso de espontáneos descubrimientos, que producen al leer la obra el efecto ameno de estar acompañando al autor en sus reflexiones, dudas, asertos, confesiones, como si realmente tuviese la vida y el sabor de una conversación.

Sin duda, el tema o los temas contribuyen en favor de este interés y acercamiento. Se trata nada menos que del hombre, el amor, la muerte y el tiempo. No en la relación conceptual sino real, en el trato con el mundo, midiendo al tiempo en la convivencia con la objetividad de "lo otro" y de "los otros". El tiempo de los hombres y el tiempo de las cosas. El transcurso, el movimiento y la cualidad temporal.

Los textos están escritos, en su gran mayoría, en primera persona, con lo cual en la narración la voz de los personajes es la del propio autor, quien describe aventuras casanovescas, encuentros amorosos, con un sutil final ya sea de desencanto, malentendido o de desencuentro. Todo ello con la crítica social que es muy notoria en la obra de este autor.

El sujeto en su estructura es siempre deseo, ilusión, amor y pasión; en los que asoman los tres registros lacanianos; lo imaginario, simbólico y real, para teorizar, razonar, argumentar y narrar sobre el amor. Para René Avilés Fabila afortunadamente, el amor no tolera monopolios ni exclusividades; pues el amor es aquello que nunca se deja ensayar.

En los personajes que describe se vislumbra una relación muy cálida, tan veraz y tan nítida como entre los seres de carne y hueso. Literatura mitad real, mitad sueño, imaginación que alcanza una sorprendente dualidad terrenal y metafísica que le dan a sus breves relatos una originalidad muy distintiva.

Dos son los cuentos cuya: calidad predomina, pues en ellos acentúa su vuelo imaginativo y creativo. Uno de ellos es "La amante nocturna", donde desliza a una joven y atractiva mujer desde la felicidad más terrenal hasta una realidad metafísica, en un proceso delicadamente escrito. El segundo es "Mi más grande amor mágico", donde por lo pronto sorprende la aparición tan viva de un rito que produce felicidad y vigor, pero que termina con un vulgar resfriado.

Asombra a cada párrafo el extraordinario poder de fabulación de René Avilés, que encuentra siempre en la palabra el nombre exacto de sus alucinaciones, aunque no se sabe bien dónde termina esa potencia hacedora de figuras míticas, de cosas y acontecimientos desmesurados, y dónde comienza una también portentosa imaginería lingüística.

A la ya voluminosa y conocida obra literaria de René Avilés Fabila se une hoy Borges y yo, escrita con una prosa fluida, correcta, que se lee con agrado, ofreciéndonos una vez más textos que combinan elegantemente lo real y lo fantástico sin perder lo que los distingue, su profunda y elegante ironía.

René Avilés Fabila. Borges y yo. Grupo Editorial 7. México, D.F. 1991.

* Aparecido en el periódico Excélsior. El Búho.