René Avilés Fabila  René Avilés Fabila

Votaré por Cárdenas

Enrique Montes García

“Lo que sucede -responde René Avilés Fabila a pregunta expresa- es que el PRI no tiene nada qué ofrecer, como no sea más corrupción, compadrazgo y dedazos. Se acabó. Está exhausto”.

Y agrega: “En este 6 de julio estamos ante la posibilidad real de un cambio, algo que pensé podría haber sucedido en 1988 y en 1994, pero ahora lo veo más factible a juzgar por la magnitud de los ataques del PRI y del PAN al PRD y concretamente a Cuauhtémoc Cárdenas”.

“Confío y espero -añade- que el cambio sea saludable no sólo para la Ciudad de México sino para el país entero”.

¿Debe ganar la oposición?

Sí, definitivamente.

¿Cualquier oposición?

Para una transformación radical de México, la oposición debe ganar y debe hacerlo de manera apabullante para evitar al máximo el riesgo del fraude electoral. Ahora, y es cierto, aquí estamos ante el problema de cuál oposición debe ganar. Creo que con el PAN, en algunos aspectos, se avanzaría en cuanto a la democracia, pero en materia educativa y cultural el retroceso sería histórico. Donde ha ganado ese partido, su verdadero rostro se ha revelado: mojigatería. Con el PAN, creo que ha habido más retrocesos que con el mismo PRI. Es evidente que esa oposición, la del PAN, no debe ganar.

¿La opción es el PRD?

Es que entre el PRI y el PAN no hay nada. El PRD, por lo que a mí respecta, es la oposición que debe ganar. Yo le daré mi voto y en específico al ingeniero Cárdenas.

¿Viene el PAN, o lo que suele llamarse derecha, por la venganza histórica?

Es la impresión que da y es que como siempre ha sido derrotada. Nada más veamos la historia: 1810, 1821, 1857, 1910, los Cristeros..., en fin. Derrota tras derrota y fracaso tras fracaso es lo que ha tenido la muy reaccionaria derecha mexicana. Felipe Calderón Hinojosa pide que se reivindique a Agustín de Iturbide. Nada más terrible que eso.

Y, bueno, ya vemos lo que el PAN está haciendo -en realidad lo ha hecho desde su origen- con la figura de Juárez y el liberalismo de la Reforma. El PAN es, en esencia, el partido de la reacción, nació para oponerse al proyecto histórico de la Revolución Mexicana, en la época del general Lázaro Cárdenas, justo cuando ese movimiento social alcanzó su mayor auge y preponderancia.

No, el PAN no es la opción y me aterraría que llegara al gobierno.

¿Está el sistema político mexicano en fase terminal?

Estoy convencido de ello. El sistema político mexicano, como lo hemos conocido hasta ahora, está en fase terminal, si bien se ha demorado en caer. Los últimos soportes sociales que aún había de la Revolución Mexicana, se fueron a pique en el truculento gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Sus alianzas con la reacción -vale decir el PAN-, su entrega a Estados Unidos, su excesivo presidencialismo, su manejo arbitrario del poder, dieron al traste con lo que quedaba de vocación social del PRI.

Por lo demás, la fase terminal del sistema es muy visible cuando, desde la misma Presidencia de la República, se combate a instituciones como el Seguro Social -con errores y defectos, no hay duda- pero que han sido una forma de protección y seguridad social. Y todavía la publicidad electoral priísta tiene el cinismo de decir que cuidarán de que el Seguro Social no desaparezca, cuando los mismos diputados del PRI votaron por sus modificaciones. Como sea, el hecho claro y evidente es que el sistema político mexicano está en fase terminal.

Hasta hace poco, a la democracia se le calificaba de burguesa, la cual, se decía, legitimaba al sistema de explotación capitalista. Sin embargo, hoy todos están encantados con la democracia.

Pienso que el problema principal está en la desaparición de la bipolaridad y el que en esta fase de la globalización no vamos a otro camino que al anglosajón, especialmente al norteamericano. En esta nueva etapa hemos perdido toda posibilidad de enfrentamiento y aun ahí donde han ganado los sectores progresistas o de izquierda -Francia o Inglaterra, los ejemplos más cercanos- no hay más proyecto que el globalizador. Y en México, por igual. No tenemos un marco de referencia a si sea de izquierda o proletario; burgués o explotador, sin embargo, lo primero a rescatar por cualquier gobierno progresista, aunque fuera mínimamente, serían los programas y proyectos de corte social, algo de la ahora olvidada y menospreciada Revolución Mexicana, aunque si bien ese mismo gobierno no podría rechazar u oponerse al Tratado de Libre Comercio. Éste es una realidad y no podemos ignorarla, pero sí podemos encontrar las políticas que recuperen la voluntad social del Estado mexicano.

Por muchas razones, en especial culturales, no podemos ser como Estados Unidos. Nuestros orígenes e idiosincrasias son radicalmente diferentes. Por lo pronto, habrá que rescatar lo poco de social que haya por ahí y esperar el advenimiento del próximo siglo y milenio, las elecciones presidenciales del año 2000 y lo que a nivel internacional pueda suceder que limite y haga contrapeso a Estados Unidos.

La izquierda, por vez primera en la historia moderna de México, está a un paso del poder, y como resultado de un proceso electoral.

Más que de una izquierda como tal, creo que deberíamos hablar de una corriente de centro-izquierda, más amplio, una especie de coalición ante los excesos del PRI y las alarmas que provoca el PAN. Y a mí me daría mucho gusto de que esa corriente de centro-izquierda llegara al poder. Debo decir que en mi vida sólo he votado tres veces, porque fui una persona que no creía ni en las elecciones ni en el sistema parlamentario. Voté por Valentín Campa, aun éste sin registro, y en 1988 y 1994 por el ingeniero Cárdenas. En julio de este año será la cuarta vez que acuda a las urnas y, como lo acabo de decir, volveré a votar por Cárdenas y llamaré a mis escasos lectores y a mis alumnos universitarios a que sufraguen por el candidato en el que yo creo. El cambio que el país necesita sólo lo veo posible con Cárdenas y con el equipo que él encabeza.

¿Aceptaría un cargo en el gabinete de Cuauhtémoc Cárdenas? Es evidente que muchos intelectuales están con él, amén de que si no sucede nada extraordinario, seguro, será el nuevo jefe de Gobierno en la Ciudad de México.

Pienso que no aceptaría ningún cargo. Tal vez en otro momento lo hubiera hecho gustosamente, pero, para empezar, los intelectuales que rodean a Cárdenas no son de mi simpatía, y por otro, ya tengo más bien la edad para dedicarme en exclusiva a mi trabajo literario y magisterial. Milité veinte años en el Partido Comunista Mexicano y ya pagué mi cuota... pero a menos que hubiera la posibilidad de hacer algo muy en concreto y real por la cultura y la educación… tal vez aceptaría, pero la posibilidad es muy remota: no tengo ninguna relación con Cárdenas ni con gente del PRD. Conozco a algunos ahora perredistas que militaron en el Comunista Mexicano, pero nada más. He colaborado como periodista y como ciudadano, pero nunca me han llamado, no me van a llamar, y dudo mucho que llegado el caso yo aceptaría alguna proposición, pero por si alguien hiciera falta, ahí está Carlos Monsiváis, el arroz de todos los moles.

¿Si el PRI no sale del poder no habrá democracia?

Así lo creo. El PRI necesita perder y pasar a la oposición y, una vez fuera del poder, tendrá que reorganizarse como un auténtico partido político, porque hasta ahora no ha sido más que una agencia de colocaciones. El PRI nunca ha sido un partido político y una gran derrota lo podría convertir en eso.
Sin embargo, no da esa impresión, pues donde han ganado el PAN o el PRD, el partido oficial no sabe ser oposición. Por el contrario, se derrumba, se desorganiza. No sabe andar solo, todo quiere que le digan, que le den dinero, que le den línea... En fin y de cualquier forma, le sería muy saludable al PRI perder; sería por su bien.

¿Es que el PRI no tiene nada qué ofrecer?

Nada. Por lo menos yo no veo qué pueda ofrecer… como no sean compadrazgos, dedazos, corrupción. Está exhausto, acabado. Nada bueno ni positivo puede realizarse dentro de ese partido, y los priístas serios y honestos que aún crean en el proyecto revolucionario de 1910-1917, tendrán que votar por el PRD o salirse del PRI, como ocurrió con Cárdenas.

La izquierda mexicana se ha vuelto más propositiva que contestataria.

Efectivamente y a lo largo de muchos años no tuvo un proyecto de nación. No creo que el actual esté mejor definido, pero sí es mucho mejor, por lo menos comparado con el que puedan tener, si es que tienen, el PAN o el PRI.

¿Riesgo de fraude electoral?

Bueno… ya me ha tocado dos veces ver perder a Cárdenas, pero... creo que ahora el riesgo de un fraude electoral es mínimo, y de seguro no faltarán las pequeñas manipulaciones del poder para atraer votos: el Ejército, la burocracia, los sindicatos oficialistas, las organizaciones campesinas... El gobierno y su partido echarán mano de todos los recursos a su disposición, pero creo que ahora será diferente.

El 6 de julio no se caerá, dicen las autoridades del IFE, el sistema electoral, aunque sí el otro sistema...

Esperemos... porque yo no me quiero morir sin ver, por lo menos, que en la ciudad donde nací, crecí, trabajo, que conozco y amo, no cambie. Espero mucho de la Ciudad de México y tengo la confianza de que no sea una ciudad panista y deje de ser una ciudad priísta. Su salvación está en el cambio y éste sólo se lo puede ofrecer el PRD.

Por favor, y ya por último, lo primero que se le venga a la mente: Carlos Castillo Peraza, Alfredo del Mazo y Cuauhtémoc Cárdenas.

En ese orden, reacción, corrupción y esperanza.

* Publicado en la Revista Siempre! Junio 19 de 1997